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lunes, 5 de noviembre de 2012

Dos velas para el diablo- Laura Gallego

Nota historia: 8
Nota chico: 9
Nota protagonista femenino: 7


 
Hoy en día ya nadie cree en los ángeles...

Cat es una adolescente que se ha pasado casi toda su vida viajando de un lado a otro con su padre. Cuando éste es asesinado, ella lo pierde prácticamente todo y jura que encontrará a quien lo hizo y se lo hará pagar. No será una búsqueda fácil, pero Cat no es una chica corriente. Su padre era un ángel, lo cual significa que sólo alguien con un poder semejante al suyo podría haberlo derrotado. Y Cat está dispuesta a pactar con los mismos demonios con tal de averiguar quién fue.



Vale, no os voy a mentir, lo que me encanta de este libro es Angelo. Muchos dirán que se parece a Kirtash (el superprota del inolvidable Memorias de Idunh) y lo cierto es que se da un aire; pero este tiene algo que me atrae más. Sí, es un diablo diréis y quizá sea por eso, no lo sé. Solo sé que si me diesen a escoger entre Kirtash y Angelo me quedaría sin duda con Angelo, un diablo noble... a su manera.

Os voy a intentar contarar de qué va un poco esta historia: Cat, al ser asesinado su padre, se mete de lleno en una guerra de ángeles y demonios y...  puff... como no sé deciros más sin hacer spoilers, esta vez me limitaré a poneros un fragmento del inicio del libro, que es también uno de mis favoritos:
"No es tan sencillo distinguir a un ángel de un demonio, ni siquiera por sus actos. Un demonio puede darte el mejor de los consejos con la mejor de las intenciones. Un ángel puede perjudicarte si cree que con eso tendrá más posibilidades de salvar la creación. Y el más retorcido de los psicópatas puede resultar un humano del montón. Lo cierto es que, a veces, las acciones de unos y otros resultan difíciles de entender. Tampoco se las puede clasificar en el saco de «acciones buenas» y «acciones malas». Serán buenas y malas según para quién. De alguna manera, unos y otros se comportan como si jugasen una inmensa partida de ajedrez. Puede parecerte que adelantar ese peón es una jugada estúpida. Desde tu punto de vista, parcial y humano, no puedes ver que con esa jugada le ha abierto camino al alfil, o ha protegido al rey. Tampoco entendemos que a veces puedan sacrificarse piezas voluntariamente.
Somos humanos. Y la partida no se juega para que gane un individuo. No se juega para que ganes tú, ni para que gane yo. Se juega para que gane toda la creación.
Sin embargo, ni unos ni otros pueden escapar de su verdadera esencia. ¿Cómo distinguir un ángel de un demonio? Es sencillo: cuando te encuentres al borde de un precipicio, el ángel te tenderá la mano y el demonio te empujará.
Aunque, claro... entonces ya será demasiado tarde."

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